Esta es la estrategia Trump para volver al poder
- infosaladereaccion
- 14 feb 2022
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Lo primero que ha hecho el expresidente es controlar al Partido Republicano, algo que le ha salido muy bien, una vez que, después del asalto al Congreso, se hablaba de la posibilidad de una división entre trumpistas y antitrumpistas.
Donald Trump ha vuelto a la política. Ha luchado por el control del Partido Republicano y lo ha conseguido, convirtiéndose poco a poco en una pesadilla para el presidente estadounidense, Joe Biden, rápidamente debilitado.
El final de su Gobierno (20172021) representó un hecho calamitoso para el Estado y la política estadounidense. En aquel momento, el asalto al Congreso, luego del desconocimiento del resultado electoral, minó la respetabilidad de las fuerzas del orden y la prestancia institucional se vino al suelo, en un acontecimiento que causó varias muertes.
La imagen del entonces Presidente fue terremoto por las acusaciones que recibió de la mayoría de los medios y de todos los sectores políticos, incluyendo su partido y el gobierno, desde que renunciaron varios altos funcionarios.
Trump se convirtió así en una especie de líder antipolítico ejecutado, además de ser censurado por las redes sociales, que eran su medio de comunicación.
Ahora, a solo un año del viernes, los republicanos saben cómo escalar las laderas del reingreso político.
En febrero de 2021, el Senado absolvió su segundo 'impeachment'. Y la comisión legislativa que investiga los hechos parece cada vez menos importante, como lo protege el líder, que en la tarea de asegurar el control estable de los conservadores sobre el Supremo, políticamente progresista.
Primer objetivo: controlar el Partido Republicano
Lo primero que hace Trump, para establecer su estrategia, es controlar el Partido Republicano, que tan bien le ha funcionado, después de que Eventos en el Congreso hablara de la posibilidad de una escisión en el partido entre Trumpistas y anti-Trumpistas.
Pero no es así. Por el contrario, el expresidente saltó a la fama al dominarlo muy rápidamente.
La semana pasada, el Comité Nacional Republicano (RNC), el brazo ejecutivo del partido, reprendió a dos legisladores en esta carpa por no ceder ante el discurso de Trump sobre lo sucedido en el Capitolio y por servir en el comité legislativo, encabezado por el demócrata. Partido, que investiga los hechos que dejaron cinco muertos y decenas de heridos.
Además, CNR considera que el acto de toma de posesión del Congreso antes mencionado es un "discurso político legítimo", lo que significa que inclina permanentemente al partido a la narrativa trumpista.
Sin embargo, hubo controversia dentro del partido. El veterano líder republicano del Senado, Mitch McConnell, criticó la decisión de CNR y calificó el ataque al Congreso como un "levantamiento violento". También su exvicepresidente, Mike Pence, afirmó que Trump estaba "equivocado", dada su interpretación del momento.
El desprecio por los resultados de las elecciones de 2020 resultó no ser un acto de vejez de un hombre codicioso que no quería ceder el poder. Ahora debe leerse como una estrategia para mantener el control del partido y el liderazgo de la oposición al actual gobierno.
Pero a pesar de estas voces, la hegemonía del exmandatario en el partido no parece estar en duda. Así como ya se ha quitado de encima a varios líderes republicanos históricos, podría hacer lo mismo con un pequeño puñado de congresistas que no le siguen su discurso del "robo electoral" que le habrían hecho en la pasadas elecciones.
Con esta decisión, el CNR confirma que el partido está dispuesto a pasar la página del asalto de aquel enero "lejano" y, con ello, concentrarse en arrebatarle el Congreso a Biden el próximo noviembre, en las elecciones de medio término en las que se debe renovar la totalidad de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado para luego ir por la presidencia en 202 .
Trump, que este año cumple 76 años, se encuentra en perfecto estado de salud y su verborrea no se ha amilanado, por el contrario, ha defendido su visión sobre el 6E y considera como víctimas a los asaltantes al Congreso que han sido judicializados.
Realmente, el republicano no se fue ni un segundo de la política estadounidense. Ignorar los resultados de las elecciones de 2020 resultó no ser un acto de vejez de un hombre codicioso que no quería ceder el poder. Ahora debe leerse como una estrategia para mantener el control del partido y el liderazgo de la oposición al actual gobierno. Algo se ha logrado.
Continúa la retórica del fin del mundo
Este año, el magnate comenzó su activismo político en Arizona, desde donde criticó a Biden con una retórica del fin del mundo: “Se viene abajo. Fue un desastre. Tenemos que ser fuertes y recuperar nuestro país y nuestro futuro (…) pocos imaginaron que sería tal desastre (…) La inflación es la peor en 0 años. Las tiendas están vacías, no hay mercancía (…) Las calles de las ciudades demócratas están llenas de sangre y homicidios, hay cuatro veces más casos de Covid que antes".
La estrategia de Trump para liderar la oposición al actual gobierno no se asienta solamente en la perpetuación de un discurso populista radical y el control de su propio partido.
Se ha difundido que John Malone, a quien los medios retratan como un financista y aliado de Trump, podría hacerse con CNN, debido a la fusión (que aun está en espera por ser aprobada) de la cadena de noticias con su empresa Discovery. El empresario ya ha anunciado que espera un cambio editorial en CNN.
Si el trumpismo consigue el control de un medio del peso de CNN, podríamos esperar un alcance del expresidente mucho mayor al que tuvo durante la transición al Gobierno de Biden, en el que fue rápidamente vetado y censurado por el establecimiento mediático. Ahora tendría una ventana permanente.
Si la mera presencia de Trump en la política estadounidense acarrea un espectáculo seguro, con el (aún hipotético) control de la principal cadena de noticias el entretenimiento estaría garantizado. Especialmente porque podría suponerse que no va a reconocer ningún resultado adverso y tendrá los próximos tres años protagonizando la oposición a un Gobierno con un mando débil y en medio de profundas dificultades.
Sin embargo, para Trump, no está del todo clara la forma de cómo debe diseñar una estrategia electoralmente exitosa para el 2024.
No hay que olvidar que el exmandatario consiguió 74 millones de votos en las elecciones de 2020, 12 millones más que en las presidenciales de 2016.
Pero, por otra parte, la forma de la disputa que enarboló hizo que el Partido Demócrata lograra 16 millones de votos más que en 2016, especialmente gracias a las minorías que se vieron amenazadas por su discurso radical de derecha.
Es muy probable, además, que se enfrente no ya contra un Biden senil, sino con una mujer afrodescendiente, la actual vicepresidenta, Kamala Harris, que aunque vaya como compañera de fórmula, va a ser el pivote de la próxima campaña en la cual los demócratas deben afianzar las alianzas con las minorías en la medida que demonizan a Trump.
De esta manera, si quiere llegar al poder nuevamente, no puede cargar de la misma forma contra las minorías que han logrado un alto nivel de empoderamiento, especialmente en las elecciones, y el mayor ejemplo se dio en las presidenciales de 2020. Los latinos (a excepción de Florida) y los afrodescendientes, además de las mujeres, le dieron la espalda.
Así mismo, Trump no puede abandonar su estilo confrontacional que al final es quien lo mantiene como carismático líder de los conservadores.
Cuando el actual Gobierno parece ir perdiendo apoyo, y los republicanos han obviado la importancia de los sucesos del asalto al Capitolio, todo parece dispuesto para que Trump venga por la revancha y vaya aumentando sus probabilidades de volver al gobierno.
Ociel Alí López es sociólogo, analista político y profesor de la Universidad Central de Venezuela. Ha sido ganador del premio municipal de Literatura 2015 con su libro Dale más gasolina y del premio Clacso/Asdi para jóvenes investigadores en 2004. Colaborador en diversos medios de Europa, Estados Unidos y América Latina.
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